La piel de esta casa se cae a trizas, como si sufriese soriasis o como si tuviese que mudar de piel (igual que una serpiente) ahora que cambia la estación.
Desnudo, viejo y solo se queda este piso... Sólo dos mapas, cuarteados con cruces que indican los sitios que ya seguramente no volveré a pisar, son los únicos supervivientes que se aferran a sus paredes.
Nuevas pieles para nuevos tiempos. Ya me esperan en casa.
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