sábado, 30 de enero de 2010

Hotel Belarus



En Minsk (Bielorrusia), diciembre de 2009

Los brazos de dios

En Minsk (Bielorrusia), diciembre de 2009

Descanso (para calentarse)

Entre Grodno y Minsk (Bielorrusia), diciembre de 2009
Después de 150 kilometros de trayecto y con los pies a punto de congelarse (aunque, y estoy seguro de ello, los conductores bielorrusos conocen la capacidad humana para resistir el frio), el autobús se detuvo en un pequeño bar.
Todos salimos de la marshrutka para calentarnos en el bar... Los pasajeros y el conductor se tomaron un chupito de vodka para seguir el camino.
Mientras subía a la marshrutka y notaba como de nuevo el frio me golpeaba en la cara, maldije no tomarme ese chupito.

Avtobakzal (a punto de partir)

En Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009

Cena de despedida

En casa de Gabi y Kadir (Grodno - Bielorrusia), diciembre de 2009

Lugares perfectos para un café: una stalobaia (y II)

En Grodna (Bielorrusia), diciembre de 2009

Drugos

En Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009

Me encontraba en un paso subterráneo con una luz maravillosa para una foto. Tras varios disparos infructuosos, por fin la foto apareció. Un click y allí estaba la foto.
Mientras mis modelos circunstanciales seguían su camino, yo sentado en el suelo miraba la foto cuando de repente a mi cabeza me vino una imagen.

Es un mundo podrido porque permite que los jóvenes golpeen a los viejos como vosotros habeis hecho, y ya no hay ley ni orden. Ya no es un mundo para un viejo [..] ¿Qué clase de mundo es éste? Hombres en la Luna y hombres que giran alrededor de la Tierra como mariposas alrededor de una lámpara, y ya no importan la ley y el orden en la Tierra.

Anthony Burgess, La naranja mecánica

Sin embargo, ni yo era un viejo borracho asqueado del mundo y ellos sólo tres drugos (amigos) que se iban a casa, a la universidad, a ver a la novia...

Una vez más la ficcion superó a la realidad.


De los cementerios y de nuestros cuerpos

En el cementerio cristiano en Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009




En el cementerio ortodoxo, en Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009

Anastasia nos contó la siguiente anécdota:

En algunos pueblos de Bielorrusia existe la tradición de pasear al muerto hasta la cruz del pueblo. Sin embargo, Bielorrusia tiene dos religiones, la cristiana y la ortodoxa, y cada muerto tiene su propia cruz, según sea ortodoxo o cristiano.

Hasta después de muertos, los dioses se disputan nuestros cuerpos.


En Grodno, un mínimo camino separa ambos cementerios.

Sobre las otras ciudades

En Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009.

Siempre que viajo a una ciudad, y las circunstancias lo permiten, me gusta recorrer su cementerio.

Quizás sea como recorrer la otra parte de la ciudad, la ciudad de los que vivieron, la ciudad de los que fueron y ya no son.

Perderme entre los recovecos de las tumbas, entre los caminos no marcados, imaginando vidas pasadas, viendo como una persona mayor (siempre son personas mayores) arregla una tumba de un marido o de un hijo, fijarme en fechas de nacimientos y muerte, en nombres que la muerte ha llevado al olvido, oliendo flores muchas veces marchitadas.

Estos paseos entre las callejuelas de los muertos nada tienen que ver con el sentimiento romántico del anhelo de la muerte o de un espacio de evasión. Nada menos prosaico que simplemente pasear por la tranquilidad de la otra ciudad.

Ida (o vuelta)

En Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009

lunes, 25 de enero de 2010

Final de semestre

Llevo casi cuatro semanas en Bulgaria desde que llegué de Bielorrusia y todavía no he conseguido colgar todas las fotos.

A parte del posible exceso de las mismas (no lo niego), ha coincidido con uno de los dos peores momentos en la profesión de profesor: los finales de semestre.

Alumnos -que en vez de preguntar bostezan durante cuatro meses- exigiendo (incluso de malas maneras) una nota que no se merecen la última semana de semestre, alumnos -que se duermen en clase- preguntándose por qué ese dos en sus calificaciones, alumnos -que apenas han venido el 5% de las clases- sorprendidos ante un suspenso, alumnos -que prefieren la chalga a la armoniosa voz del profesor- haciendo oídos sordos, una vez más, a las explicaciones del profesor que debe justificar una nota, alumnos estudiosos (que también los hay, aunque sean los menos) con caras de satisfacción por los buenos resultados...

¡Cómo odio los finales de semestre! Deberían prohibirlos por Real Decreto.

Espero que en estos días, pueda acabar de colgar las fotos que me quedan de Bielorrusia.

sábado, 16 de enero de 2010

Cruzar (y II)

Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009
Cruzar una calle es como dejar atrás parte de lo vivido, de nosotros mismos para llegar al siguiente destino, a lo próximo por vivir, a descubrir algo de nosotros mismos.

Los mismos espacios, otras luces (y III)

En Grodna (Bielorrusia), diciembre de 2009
Me enseñó su esquina, la esquina donde se paraba muchas mañanas antes de ir a clase, y una tarde de nieve no pude evitar fotografiarla al acordarme, un segundo más, de ella.

En el autobús (de vuelta a casa, un día más)

En Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009

domingo, 10 de enero de 2010

Ayer fue miércoles toda la mañana

En Grodna (Bielorrusia), miercóles 22 de diciembre de 2009
Pervirtiendo unos versos de Ángel González. o mejor dicho, tomando unos versos de Ángel Gónzalez para reinventarlos a mi manera.
Ayer fue miércoles toda la mañana.
Por la tarde cambió:
se puso casi (como un domingo sin fútbol)

Descubriendo mi propio barrio


En Grodna (Bielorrusia), diciembre de 2009

El autobús (y II)

En Grodno (Bielorrusia), diciembre de 2009

El autobús


En Grodna (Bielorrusia), diciembre de 2009