¡Qué extraño! Normalmente las personas van acumulando libros a lo largo de su vida, creando una biblioteca vital.
Sin embargo yo parece ser que funciono al revés. Durante muchos años fui acumulando libros y más libros, hasta tener una biblioteca con una cuantía indeterminada pero numerosísima de libros. Pero con el paso del tiempo, entre traslados y mudanzas, préstamos no devueltos, rupturas sentimantales, pérdidas dolorosas y ahora esta quema estética de libros hace que mi biblioteca vaya menguando, poco a poco.
Quizá la biblioteca ideal, la borgiana (como no podía ser otra), sea de un número inferior al centenar pero de continua lectura.