martes, 25 de marzo de 2025

Reflexiones sobre una posible dimisión educativa (I)

 Mañana complicada. Discusiones y violencia verbal gratuita. La amenaza, la única forma de compra-venta de cierta tranquilidad.

La (re)lectura de Drácula me devuelve, paradójicamente cierto sosiego porque parece justificarme la maldad innata en el ser humano, incluso la innata maldad inconsciente. El placer del mal, del dolor, por el simple placer de provocarlo, como el ansia de pervivir en el recuerdo del dolor, de aquel a quien se le provoca el dolor. ¿Es necesario regodearse en el dolor? Quizá el dolor como única forma de supervivencia... En el caso de hoy, las doce primaveras de la imberbe muchacha, ¿puede significar que realmente la maldad es innata? ¿Es un problema de salud mental? ¿Simplemente provocación hormonal? No lo entiendo.

El personaje de Bram Stoker anhela la eternidad, el placer de poseer, la necesidad de ser superior, pero la imberbe muchacha no sabe quién es Drácula.

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