viernes, 30 de abril de 2010

Ciudades y ciudades

A pesar de que el frio, la nieve y la lluvia pueden ser causas más que justificadas para desechar un paseo invernal, hoy me he percatado de por qué prefiero las estaciones del frio a las del calor para moverme.

El último recuerdo de Blagoevgrad fue un domingo lluvioso donde apenas había gente por la calle, pero hoy parecía esta ciudad un hormigueo de personas, sedientas de sol y terrazas.

Demasiada gente distraía mis pensamientos y casi no podía oírme, entre el barullo de voces, música, teléfonos móviles, niños gritando y correteando, adolescentes que no sé por qué no estaban en el colegio, abuelos con pasos alegres alrededor de sus nietos,…

A pesar de ello, he vuelto a ver gente. No recordaba lo que era una ciudad con vida.

Mas, seja como for, segue a viagem (Fernado Pessoa)
(Sea como fuera, sigue el viaje)

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