Como Penelope, mi padre desteje y vuelve a tejer su obsesión para luchar contra la resignación de la muerte. Su gran obra (al más estilo de Borges) se fragmenta a golpes, pero siempre queda un recorte en la recámara, como una bala siempre a punto para matar al asesino del tiempo. Sin embargo, la resignación parece que desteje más rápido que la confianza de esa bala que puede perderse.
Tristeza que no es depresión, tristeza que no es tristeza. Resignación de la muerte.
A mi padre que sufre el sindrome de la resignación cristiana, entre otros.