Antonio Machado, en uno de sus proverbios o en uno de sus cantares (nunca supe distinguirlos), afirma, muy unamuniano él, lo siguiente:
Bueno es saber que los vasos
nos sirven para beber;
lo malo es que no sabemos
para qué sirve la sed.
El bueno de Jorge Riechmann, tras sus gafas de intelectual tímido, años después, casi siglos podríamos hasta afirmar, le responde, claramente, sencillamente:
Hay quien bebe la sed
porque está vivo.